- Área: 3028 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Juan Solano Ojasi
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Proveedores: Casa Rosselló
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Santuario Pachacamac es un lugar en donde la arquitectura prehispánica nos conmueve por su silencio y escala, sus recorridos son largos espacios confinados por estructuras murarias que nos confrontan permanentemente al lugar de culto. Su relación con el entorno se define a partir de extensos trazos que van organizando la ocupación a través del tiempo. Los arquitectos prehispánicos entendieron que la arquitectura era una mediación entre el hombre y el culto a sus dioses, con una profunda tradición se permitieron operar sus proyectos a partir de la inserción de estrategias puntuales de adaptación al territorio. Es así que la tradición constructiva iba definiendo su arquitectura y agregando según las circunstancias del territorio y emplazamiento sus innovaciones.
Es así que el Museo se posa desde una levedad que se contrapone a los elementos de la arquitectura prehispánica, en donde el muro define su trazo y sus recorridos siempre están en tensión con el Santuario. El Museo nos permite así construir una realidad museable del territorio.
La arquitectura contemporánea intenta hablar de la arquitectura prehispánica, tomando sus elementos y construyendo una gramática alterna con la que se permite habitar el paisaje simbólico y definir espacios para enmarcar el Santuario.
El proyecto del Museo nace desde su relación con el territorio, de su trazo topográfico y de la posibilidad de erigirse como mediador con el Santuario.
Los espacios de recorrido exteriores se jerarquizan en su necesidad de enmarcar los templos prehispánicos. El edificio se adapta al territorio direccionando la mirada, reforzando la relación con las pre existencias.
Los volúmenes se pliegan en un gesto telúrico, tensionados mediante los vacíos de sus recorridos en rampa, asociados a las calles prehispánicas por donde los peregrinos se aproximaban a sus templos en espacios lineales que ordenaban el rumbo de las multitudes entre sus muros de gran escala.
Su masa expresada en los muros de concreto caravista de encofrado en tablón rugoso lo asocian a los muros de tierra prehispánicos, en un intento de construir la tipología de la sombra, el proyecto evita la composición de vanos y perforaciones. El proyecto define su forma desde el muro.
El edificio se coloca en una actitud débil ante su entorno, la escala se manipula en complicidad con la topografía y los desniveles del terreno para evitar irrumpir en el lugar. Es solo al bajar a la plaza de encuentro en donde el edificio se devela en su escala total. El proyecto manifiesta un profundo respeto por el territorio sacralizado en donde se inserta y se manifiesta a su vez como una capa de estratificación mas en el largo proceso de transformación del Santuario